
Obviando los penosos detalles de las sondas y los escaneos a corazón abierto que tienen siempre este tipo de aventuras, debo agradecer a mis amigos del planeta Elken 4 por sus atenciones. Si bien estos seres de cuatro cerebros, contradictorios y certeros carecen de centro emotivo, bastaron unos cuantos minutos y varias rondas de cerveza para ponernos en contexto y reír hasta el amanecer cantando alcoholizados canciones de José José.
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